Sentido del agua y estrategia a la hora de pescar truchas en un arroyo
En un artículo anterior sobre spinning para trucha de arroyo hablé de la importancia de la discreción y el sentido del agua a la hora de pescar. Aquí quiero explicar mejor de qué estoy hablando, intentando que evitéis uno de los errores que más se cometen al acercarse a la trucha a spinning en el río las primeras veces. Me refiero a la aproximación prematura a la orilla y el consiguiente lance del artificial, directamente hacia la orilla contraria, pensando en atraer a todas las truchas presentes en ese "trozo" de río. Desgraciadamente, las cosas no son tan sencillas, ya que con esta práctica podemos conseguir que se escapen la mayoría de los ejemplares presentes, sobre todo si se trata de truchas salvajes.
Leer el agua antes de pescar
Hemos hablado en varias ocasiones de que un buen pescador de truchas debe saber leer el río, es decir, tener el llamado sentido del agua. De hecho, antes de lanzar el cebo al río, siempre es una buena idea intentar tener una visión general del lugar. Observamos el lugar en silencio y desde una distancia suficiente para comprender cómo fluye el agua en el tramo del arroyo, a fin de identificar los lugares donde podría haber truchas cazando. Prestamos atención a cualquier canto rodado o piedra en el río y a las pequeñas recirculaciones de agua que a veces se forman bajo la orilla, a un lado. La trucha tiende a quedarse "quieta" nadando contra el sentido de la corriente en los lugares donde ésta es menos fuerte. Así, espera el paso del alimento que el río trae río abajo, luego lanza ataques con movimientos laterales rápidos y regresa a su punto de partida (lugar de caza). El sentido del agua en spinning, por tanto, es la capacidad de predecir, mediante el conocimiento de este comportamiento y también de otros factores (hora del día, temperatura del agua, meteorología), la posición en la que se pueden encontrar truchas para ser cazadas. En la práctica, el sentido del agua no es un talento innato, sino que se aprende con la experiencia.
Planificar los lances en función de la posición hipotética de los peces
Una vez creado un mapa mental del lugar, vamos a intentar pescar alguna trucha lanzando el cebo de forma que, durante su recogida, sea capaz de pasar cerca del punto donde pensamos que puede encontrarse un pez. El orden de los lances se planificará de tal forma que nuestro señuelo sea capaz de pasar por los puntos de captura más cercanos con los primeros intentos. Sólo a medida que continuemos con lances posteriores visitaremos los puntos más alejados. Aunque a veces ocurre que las truchas atacan nuestra cucharilla nada más tocar el agua, nunca debemos lanzar el señuelo "por encima de la cabeza del pez". Corremos el riesgo en un 90% de dejarlo escapar. Debemos ser tranquilos y suaves. Empezamos con un cebo ligero (lo justo para que no salpique fuera del agua durante la recogida) y comenzamos acercándonos lo más posible a la orilla y empezamos a lanzar lo más cerca posible, para luego continuar con más y más lances hacia el interior del río. Los últimos lanzamientos los haremos hacia la orilla opuesta y la recogida abarcará toda la anchura del curso de agua.
Trayectoria, velocidad de recuperación y persecución
La trayectoria del señuelo durante la recogida nunca es recta en el río sino curva (o más bien parabólica). La corriente empuja al señuelo río abajo hasta el momento en que la resistencia de la línea que recogemos vence a la corriente y comienza a tirar del señuelo hacia nosotros. Este es el instante en que la corriente proporciona la máxima rotación a nuestra cucharilla con la mínima acción de recuperación por nuestra parte. También es el momento en el que una trucha indecisa tiene más posibilidades de atacar, porque en ese momento el cebo se ha frenado considerablemente, manteniendo una alta velocidad de rotación. Recordemos que las truchas, además de la vista, perciben las vibraciones del rotor a través de las líneas laterales. Por lo tanto, debemos planificar la trayectoria de cada lance para poder hacer las correcciones adecuadas con caña y carrete para mantenerla. Debemos, por tanto, tener en cuenta que las truchas pueden lanzarse en persecución del cebo incluso desde un punto alejado de donde se encuentra el señuelo. Por ello, es conveniente aprovechar siempre la mencionada ralentización para dar a las truchas que decidan lanzarse al ataque porque evalúen nuestro señuelo artificial como más "vulnerable".
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